Estúpido, has vuelto…
Amor, amor, amor…¿Acaso puedo palidecer más ante la idea del imposible?
Ahora ni su sangre es uno de sus atractivos, no la tiene en abundancia, y de la que le quedaba: de seguro sabía a muerte. A pesar de esto, en su tiempo me hizo sentir viva y repleta de un invisible fuego que a diario recorría exquisitamente mi cuerpo.
En el último día de su segunda existencia se me presentó ante mi como un imposible que estremece.
Como es sabido mis dientes deben darle utilidad a su filo y acabar en suculentos cuellos… pero a el nunca lo toqué. Cuando el era humano yo bromeaba con convertirlo en un vampiro pero nunca llegamos a eso, era reconfortante saber que debíamos conservar una distancia prudente sobre nuestros corazones que nos hiciera sentir seguros, sin ningún compromiso ni pesada atadura. Un futuro sin que cale el dolor porque con mi agitada vida sabíamos que un día podría dejar de aparecer por algún infortunio en alguna cazería o por otro lado que los años en algún momento acabarían por oxidar su existencia.
Ya estaban las cosas claras.
Dos vidas aparte, un secreto.
Reuniones Secretas.
Fin Inevitable.
Inevitable.
Así, un día murió.
Así, lo visitaba de vez en cuando a su tumba.
Iba a dejarle flores, un poco de mis favoritas con unas pocas de las suyas.
Pero estos detalles pasaron a segundo plano cuando no lo encontré ahí.
Un día dejó su tumba, ó mas bien : ¿Fue removido?
¿Pero cómo?
Cuando descubrí esto: me quedé unos minutos muda y pude sentir como había parte de su viva fragancia en el aire ¿Quien había profanado su tumba? ¿Para que usarían su cadáver?
Me acerqué un poco más… moví la tierra… había una página… la página que estaba arrancada cuando revise el diario que me había dejado junto a otras de sus pertenencias. La que tengo en este momento en mi mano, y textualmente, dice así:
«Si lees esto es porque me encuentro alejado de la que sería mi residencia en muerte. Quiero que sepas que vivo, he engañado a la muerte. Bueno, la he engañado pero no creo poder tener control de mi consciencia… o eso es lo que me dijeron. Estoy ansioso por volverte a ver. Si el trato va según lo pactado, en la última luna del año ya estaré como nuevo y dejaré de ser un ghoul, que es en la forma que se me ha dicho he de levantarme… No me busques, yo te buscaré. Si no lo hago es porque no ha resultado y lamentaría que me vieras en mi estado transitorio.
Con amor, Thomas»
—Estúpido —dije, y amuñé el papel.
Siempre sospeché que no le gustaba ser humano, pero llegar a esas consecuencias me pareció y sigue pareciendo ridículo.
Los ghouls se alimentan de carne humana u otros ghouls, recordé.
Seguramente en su estado actual no este muy consciente de quién es o qué es…. No queda otra que averiguarlo.
—No me agrada mucho la idea pero no tengo elección —dije en ese momento, sabiendo lo que tenía que hacer—. Con su inexperiencia lo más probable es que vuelva acá… Si, es lo más seguro… ese pacto…
Se apresuro un atardecer.
Un inocente ser despellejado esperaba al lado de su tumba. Enfriaba pero estaba lo suficientemente fresco para llamar la atención de Thomas y además me alejaría del peligro si es que me encontraba estando hambriento.
El frío caía y empezaba a invadir el cementerio, haciendo del aire una cosa delicada y afilada.
Me escondí a unos metros, detrás de una gran cruz que decoraba la tumba de algún ricachón, con una daga en mi mano… por si acaso, solo por si acaso.
Oí algo así como un gruñido y un podrido caminar. Me asomé un poco a una distancia segura y ahí estaba. Se le veía aún con un poco de lo que quedaba de su ropa. Su cuerpo se veía muy malogrado y no cabía duda de que los gusanos e insectos que le recorrían; lo habían reclamado como hábitat.
Mordiendo… tragando… cubriéndose en sangre ajena.
Me acerqué cuando ya parecía satisfecho.
Deje la daga atrás y avancé.
—Hola Thomas…
—Druuahh… huaaa —gimoteó, sin aparente sorpresa.
—Pobre… ¿Qué has hecho?
—Dorhm…Mdomrmir…
—¿Dormir? Qué horrible Thomas… esto no es vida.
—Fallé… iooh —pareció articular con gran esfuerzo.
—Lo sé. Tu pacto… no hay ritual capaz de eso. Los ghoul no dejan de ser ghoul… has sido estafado… pobrecito —repetí.
—Lo sé…Mdormir…
—¿Dormir? ¿Quieres dormir?
—Morir.
—Si… lo sé.
Me volteé y retrocedí hacia donde había estado escondida hace unos momentos.
Cogí la daga.
Me acerqué.
—Por favor —Gimió.
Mis lágrimas cubrían mis ojos y ocultaban su monstruoso aspecto.
Esto no lo hizo más fácil.
Murió… por segunda vez.
Y yo… por segunda vez… morí por dentro.