Ilustración : autor no encontrado.
Llevo casi unos 7 meses dibujando a full, por lo que dejé la escritura de lado mientras me dedicaba a dibujar sin cesar. A su vez, estas últimas semanas he estado dándole duro a la programación, y mis horas de dibujo se han reducido notablemente, es por lo anterior que he decidido darle espacio a la escritura y volver a escribir casi a diario como lo hacia antes.
La dificultad de ahora está en que he olvidado algunas reglas ortográficas o de redacción, he perdido un poco la seguridad al escribir; es por esto que puede que mi calidad (si es que en algún momento hubo) disminuya notablemente, pero no por eso dejaré de publicar (en un lugar además que no ve nadie jajaj). Así que aquí va el sexto reto de cincuenta y dos , los cuales probablemente no complete por haberme atrasado.
¿ Cuan flexible es el metal ?
Ehmir era un enano que nunca había subido más allá del subsuelo en donde vivía y trabajaba. Los enanos mas viejos decían que no valía la pena, que arriba solo encontraría desgracia y quizá uno que otro monstruo, y en especial, uno demasiado desagradable: el humano.
Ehmir había oído hablar de esta raza y de lo parecido que eran a los enanos y que de hecho enano era la palabra que habían adoptado los humanos para definir a alguien o algo de tamaño pequeño. Encontró esto un poco ofensivo en un principio pero pensó que tampoco era algo que escapara de toda lógica, en el fondo eran más pequeños que los humanos, esto según lo que estimó viendo un dibujo en un libro de anatomía sobre criaturas que viven en la superficie.
Ehmir nunca subió a la superficie, pero si conoció a unos humanos que le enseñaron que preocuparse por lo que ocurre allá arriba a veces no es necesario cuando trabajas el metal … es por eso que hoy decidi contarles su historia.
El trabajo de Ehmir siempre fue el de herrero. Trabajaba con un amigo de su padre al que quería mucho, llamado Tanlo, y que probablemente le dejaría el negocio cuando este ya partiera.
Un día de tantos en la herrería, sorpresivamente entró a su casa de forja un humano, un tal ‘Caballero’, cosa rara porque no se le permitía la entrada a seres “extranjeros” dentro de la frontera en la que Ehmir y el resto de enanos vivía.
Tanlo le explicó posteriormente que este era un caso especial, que el era un grande entre los de su especie y que actuaba en nombre de todos los humanos. Ser de tal importancia solo provocaba más y más dudas en su cabeza, además no había pasado inadvertido para todos los que lo vieron que estaba acompañado por la escolta del rey del subsuelo
¿Acaso se estaba gestando una alianza?, pensó Ehmir.
El caballero se le había acercado al mesón y acercado una lista, consistía en armas, armaduras y otros aparatos que no conocía por nombre; cuando estaba por preguntarle que significaban el caballero le paso un manojo de papeles con diagramas e instrucciones para manufacturar lo de la lista. Después se retiró sin más preámbulo ni palabra.
Alianza…guerra…armas…defensa, a Ehmir y a lo que saliera de su forja poco le importaban las razones detrás de los encargos que recibía. La producción nunca opta por la pasividad o la agresión, simplemente da de sí para que lo que sea que este ocurriendo no se detenga.
Los humanos suelen tener la costumbre de matarse entre ellos, recordó haber leído en el libro. Los enanos: en cambio, solo producen y suplen.
Meses después llegaron las noticias de que el caballero y sus pares perdieron la guerra que estaban llevando a cabo… los enanos rescataron parte de los metales, armaduras, espadas, etc., y todo esto volvió al almacén en donde Ehmir procedió a refundir todo lo que fuera metal.
Mientras hacia su trabajo, a sus manos llego el casco con el símbolo que había pedido el caballero para su casco, lo tapaba un tanto de sangre pero sin duda era el de él, lo tomó y guardó en un lugar especial ya que era de un material tipo metal que era difícil de conseguir y no debería mezclarse con el común y corriente.
Pasan unos meses y llegan a los oídos de Ehmir la información de que el adversario del Caballero ahora ha expandido su territorio, y que quiere reunirse con el rey del subsuelo y sus mejores herreros
La historia se repite, y nosotros volvemos a forjar, pensó Ehmir.
Este segundo Caballero, con aire victorioso, entra a la casa de forja y le pide a Ehmir que le haga el mejor casco que pueda con el mejor metal que tenga.
A nuestro esforzado enano se le hizo conveniente usar el casco del antiguo caballero ya perecido. La situación no le pareció irónica para nada, si no más bien; productiva.
Ehmir calentó el símbolo del antiguo caballero y trabajó un tanto el casco para darle la apariencia de uno nuevo, lo guardó junto a los otros pedidos, a la espera de su segunda cabeza… dado el esfuerzo y gracia de Ehmir, quizá, esta no sería la última.
La conclusión del carácter de Ehmir y varios enanos, es fría como el metal, metal duro pero que al calentarse puede adoptar cualquier otra forma e identidad. Los enanos no se consideran más que portadores y expertos en herramientas. Ellos pueblan el subsuelo, y entre ellos esta nuestro enano, un observador silencioso que solo influye en el destino de los humanos a través de la forja de sus manos, vistiéndolos con una dura y fría piel.
Estas anécdotas, para Ehmir, solo han sido parte de un día entre muchos.