Siempre he creído que la luna ejerce una poderosa influencia sobre nosotros; es misteriosa y parece trabajar a niveles profundos de nuestra consciencia. Es así, como una vez, en el campo de mis bisabuelos; salí y me adentré en la niebla de la noche, sin poder ver nada a más de un metro.
Quería saber dónde se estaba escondiendo mi farol favorito, además era Luna ella, por lo que la deseaba y extrañaba mas que lo usual. Estaba decidido a encandilarme con su hermosura, quería hablarle y dormir junto a ella. Llegado el momento, la logré alcanzar, más aún, la estaba tocando.
¡Estaba tan feliz! Al rato, más calmado, me di cuenta que ya no había niebla, y me sentía inexplicablemente ligero… miré hacia abajo, me concentre y enfoqué mi vista a miles de kilómetros, y así fue que vi mi cuerpo siendo devorado por unos licántropos.
Nunca imagine que después de mi corta vida, habitaría en la Luna.
¡ Y con menuda despedida he de decir!